jueves, 1 de octubre de 2009

Procastinear


Hoy por casualidad, me he chocado con ésta palabra. ¿Tú procastineas?
Existen, imagino, muchas formas de procastinear, tantas, como personas hay.
Se puede procastinear poniendo un canal de televisión y mirarlo y oirlo, pero con la mirada hacia dentro, recordando algún acontecimiento pasado hace algunos días o años, o pensando alguna paranoia que se nos viene a la cabeza y entretiene, o siendo consciente de que se está procastineando pensando algo poco importante y reprochándonos lo que deberíamos de estar haciendo… Si aún no conoces el significado de la palabra, sigue leyendo y le darás nombre a eso en lo que se pasan muchas veces las horas.

Procrastinear

La procrastinación es la acción de procrastinar, es decir, de postergar actividades o situaciones que uno debe atender, por otras situaciones más irrelevantes y agradables. Este término proviene del latín pro- (adelante) y crastinus (relacionado con el mañana).
La procrastinación es un trastorno del comportamiento que tiene su raíz en la asociación de la acción a realizar con el cambio, el dolor o la incomodidad (estrés). Éste puede ser físico (como el sentido durante actos que requieren trabajo fuerte o ejercicio vigoroso), psicológico (en la forma de ansiedad o frustración), o intelectual. El término se aplica comúnmente al sentido de ansiedad generado ante una tarea pendiente de concluir. El acto que se procrastina puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante. La procrastinación también puede ser un síntoma de algún desorden psicológico, como depresión o TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad).
No se ha demostrado cabalmente que la costumbre de procrastinar puede llevar a una dependencia de Internet o de las computadoras, aunque hay ciertos indicios que llevan a suponerlo. En estos casos, el individuo tiene la compulsión de aislarse de la realidad navegando por Internet.


La procrastinación no necesariamente está ligada a la depresión o a la baja autoestima. El perfeccionismo extremo o el miedo al fracaso también son factores para procrastinar.
Existen dos tipos de individuos que ejecutan esta acción: Procrastinadores eventuales y procrastinadores crónicos. Los segundos son los que comúnmente denotan desórdenes en los comportamientos antes mencionados.


Un famoso refrán que combate la procrastinación es el de "no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy". En el mundo anglosajón se dice que "la procrastinación es el ladrón del tiempo". También podría decirse que la procrastinación es el ladrón del deseo.


Colaboración de mi amigo Jaime